jueves, 3 de diciembre de 2009

Prologo: El nacimiento de la musa

De una luz brillante y pura surgía la musa al despertar del mundo, su piel tan tenue como un río manso relucía en su cuerpo recién nacido, su pelo negro y deslumbrante combinaba a la vez con sus pardos ojos, ojos que perderían a cualquier artista que intente imitarlos en la mejor de sus obras. Su aura, de una combinación de colores, reflejaba el máximo potencial de su especie. Su nombre por designación celestial fue Eleison que en la lengua del latín, significa ``Ten piedad´´.
Y de esa forma surgía al mundo de los hombres la musa de la piedad, su camino por la vida de los mortales conllevaria esfuerzos y grandes momentos, los cuales darían a los mejores artistas la luz en el camino de la grandeza, la ilusión, y la pasión, pasión por aquello que desvela las mas puras emociones. Grandes artistas de todas las épocas devalarían sus dones al mundo con los favores de la musa, grandes obras serian apreciadas a los ojos de los escépticos y estos no podrían negar la mano divina en cada pincelada, cada nota tan perfectamente colocada dentro de grandes obras, cada ladrillo encastrado en magnificos edificaciones que demuestran la grandeza de la humanidad, grandes obras literarias que trascenderian el tiempo. Y así Eleison recorrió el mundo de los hombres.

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